La Secretaría de Comercio amplió el plazo de validez de las licencias no automáticas de importación hasta los 180 días corridos. El objetivo de la medida es facilitar la operatoria para los importadores, porque el plazo de 90 días vigente hasta ahora en ocasiones no alcanzaba a cubrir el tiempo de viaje de la mercadería desde Asia, con lo cual expiraba la licencia y debía volver a tramitarse, con costos adicionales de depósito en Aduana. Los importadores aseguran que no hay reclamos con respecto a la mecánica de aprobación de las compras al exterior ya que el sistema funciona de manera ágil. Del otro lado, las cámaras empresarias que representan a las pymes dicen que todavía la situación de las importaciones es relativamente estable pero hay preocupación porque advierten que en el segundo semestre la apertura se hará más palpable y hay empleos en riesgo. Ayer también se destrabó el servicio de courier para la actividad productiva.
«La medida resolvió un problema a través de lógica pura. El plazo de 90 días para las licencias no automáticas era insuficiente para las importaciones provenientes desde Asia, que insumen entre 50 y 60 días solamente en tiempo de viaje. Entonces si obtenías una licencia para embarcar, era prácticamente imposible utilizarla», explicó a este diario Rubén García, secretario de la Cámara de Importadores (CIRA).
El nuevo sistema de importación cuenta con una porción mayoritaria de las posiciones arancelarias con licencias automáticas de importación. Son 12 mil rubros en ese catálogo, que ingresan a la economía local sin ningún tipo de inconveniente ni demora, aseguran importadores. El Gobierno, además, estableció 1200 posiciones arancelarias con licencias no automáticas (LNA) en los sectores que se verían perjudicados ante el ingreso irrestricto de importaciones, como en la metalurgia, autopartes, textiles, juguetes, marroquinería, calzado, motos o maquinaria agrícola. Una vez que la Secretaría de Comercio da el visto bueno al pedido de importación a través de la aprobación de la LNA, ese documento goza de una cierta validez, que era de 90 días. En el curso de esos tres meses el importador debía encargar el pedido y recibirlo en Aduana contra la entrega de la LNA. «90 días para importar algo desde Brasil, vaya y pase, pero desde Asia era muy complicado», indicó García. Sobre todo en el caso de bienes específicos, en donde las empresas hacen el pedido una vez que se les aprueba la LNA, se registraban pagos en Aduana para que la mercadería quedara depositada al aguardo de la renovación de la licencia. En definitiva, se encarecía la operatoria para el importador. Los tiempos se estiran todavía más para los bienes de capital, de modo que los importadores suelen pedir a la Secretaría prórrogas en las licencias.
La facilidad del importador siempre es mirada con recelo por parte del industrial pyme, que en la última década creció en parte gracias a la protección de la competencia importadora. «A la fecha no tenemos importadores que adviertan que la aprobación de las LNA se demora más de lo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC), que son 60 días para expedirse ante la solicitud. No tengo ni un socio que me dice que está en el día 61. El sistema de importación está totalmente activo y sin quejas, está funcionando bien», completó García. Además de la «normalización» del flujo, el Gobierno liberó tiempo atrás todas las importaciones acumuladas sobre el final de la administración anterior.
«Los sectores pyme no están viendo importaciones que en forma masiva perjudiquen producción local. Pero sí sabemos que van a venir para el segundo semestre, es lo que nos transmiten las cadenas de supermercados y las marcas. Buscamos consolidar el diálogo con las autoridades para que no se pierdan empleos a partir de la importación de artículos demasiado baratos para el mercado local que dañen a la industria», indicó a este diario Marcelo Fernández, presidente de la Cgera.